Biografía

Por tierras inhóspitas y desconocidas

La siguiente es la introducción a un libro de corto aliento que publiqué recientemente. Esta obra incluye los textos de dos viajeros que recorrieron Baja California a inicios de siglo XX: el científico Gustav Eisen y Arthur W. North, cazador y abogado cuya foto aparece en la portada. Escribió la presentación Mario Alberto Magaña Mancillas. 

Dedico esta obra a los dos más grandes vagamundos que conozco: Amnón y Amir Ortoll Bloch

Cuando hablábamos gorostieta

Hace más de 25 años, según pasaba una temporada de campo en Los Altos de Jalisco (desde Atotonilco hasta San Miguel El Alto) en franco estudio de la rebelión de los cristeros, conocí a personas inolvidables que, ahora lo lamento, dejé de ver por cambiar bruscamente el enfoque de mi tesis de doctorado. Recuerdo en las páginas que siguen al cura J. Jesús González y a don Luis Valle, así como al general cristero Enrique Gorostieta, cuya evocación a todos nos unió, durante meses.

Rescato estas líneas que rememoran al general por varias razones: no la menor que ahora, como personaje de Hollywood, apareciera como el individuo que de él pintó Heriberto Navarrete errónea y maliciosamente: la de un agnóstico que, sobre la marcha, se convirtió al catolicismo. Nada más alejado de la realidad: una realidad que Martha Elena Negrete rescató y plasmó en su tesis de licenciatura en la Universidad Iberoamericana y que ahora pertenece a la ficción oficial de los hechos.

Enrique Gorostieta fue muy querido en Los Altos de Jalisco. Las muchas horas que pasé conversando en la vieja y desvencijada pick-up del cura González, frente a su parroquia, en San Francisco, cerca de Atotonilco, las dedicamos al general: "gorostieta", con minúscula, se convirtió, para nosotros, en idioma común que compartimos cada vez que nos veíamos. Nosotros ya no hablábamos de él, del general: hablabamos él, como lingua franca para rememorar la cristiada y a los cristeros que lo custodiaban el dia fatídico en que cayó emboscado.

El cura Gonzalez conoció a varios cristeros que acompañaban ese día al general, y todos estaban convencidos --hablé con dos de ellos-- que no fue coincidencia que los soldados llegaran a la hacienda del Valle, donde el general se curaba de una infección en los ojos. Nunca dudaron sus acompañantes que su querido líder nato fue traicionado. 

Dwight W. Morrow, embajador estadounidense en México

La versión de la siguiente reseña no alcanzó a publicarse en la revista América Latina en la Historia Econcómica (alhe). La publico aquí porque es una versión mejorada de lo que apareció en la revista, pero también por otra razón. El libro de Carmen Collado sirve de excelente ejemplo cuando se quiere escribir sobre agentes diplomáticos en países extranjeros. O cuando se planea publicar una biografía. Carmen Collado tiene el oficio: me consta.

María del Carmen Collado Herrera, Dwight W. Morrow: reencuentro y revo­lución en las relaciones entre México y Estados Unidos, 1927-1930, México: Instituto Mora/Secretaría de Relaciones Exteriores, 2005, 255 pp.

Mi reseña original apareció en el número de la revista América Latina en la Historia Econcómica, cuya portada reproduzco aquí.

Pedro Zamora Briseño, "Huerta, el 'ilustre'". Proceso, 21 de noviembre de 2010.

Esta entrevista la realizó Pedro Zamora Briseño en Colima, a mediados de noviembre de 2010. La versión que transcribo, que no apareció en la revista Proceso, contiene cambios menores en la redacción. La fotografía de la izquierda es de la tumba de Victoriano Huerta en el panteón Evergreen, en El Paso, Texas. La toma es del 2 de noviembre de 2010 y revela que el general todavia tiene quién lo recuerde en esas tierras fronterizas.

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